Vidente Bueno Verdadero

¡VIDENTE BUENO VERDADERO! Mi nombre es Ángel y, como vidente particular desde casa, os cuento un poco de mi historia. Desde pequeño he tenido la oportunidad de establecer mi videncia dentro de lo que un niño puedo entender. Desde muy pequeño he tenido contacto con el más allá, lo que suele decir, con el mundo de los que ya no están con nosotros. Desde mi niñez tenía sueños premonitorios y incluso escuchaba cosas que me daban mucho miedo.

Una noche, cuando era un niño, escuchaba ruidos que nadie los escuchaba, si era mi abuelo que venía a visitarme. Todo formaba parte de una herencia que él me dejó, la cual no era gran cosa, solo una cadena de oro con un crucifijo que mi madre no me había entregado por ser demasiado joven. Cuando se lo comenté a mi abuela, ella me dijo que mi abuelo me lo había dejado para mí, y que lo tendría que tener. Así, se lo pedí a mi madre y ella ascítica en este caso no me lo daba hasta que hasta que le pasó a ella y me lo dio.

Yo siempre he dicho lo que pienso pero, al ser el más pequeño, nadie me hacía caso hasta que un buen día le dije lo que iba a pasar. Cuando mi abuela está tan enferma que les dije que esa noche verían a su padre y así fue, entonces empezaron a tomarse más enserio. Me preguntaban cosas que se escapaban a mi razonamiento, momento en el cual yo les contestaba y así salía. Desde entonces ya me entendían, y me dijeron este niño tiene el don de la abuela. Yo no sabía que significaba eso, hasta que ejercí como vidente particular sin gabinete.

Pues tendría diez años, más o menos. Fueron pasando los años y como lo que yo decía se cumplía, cada vez me hacían más caso. No entendía esas preguntas, yo solo razonaba dentro de la edad que tenía y no sabía por qué me preguntaban esas cosas. Yo no dejaba de ser un niño, cuando fui cumpliendo años ya sabía de lo que iba el tema.

Con esto os quiero decir que yo nací con este don. No sabía que es lo que me pasaba pues era un niño. Con el paso de los años lo llegué a comprender y cuando mi madre me dijo que era como era mi abuela me quedo más claro.

Yo nunca me he lucrado con esto era un adolescente de trece años pero siempre que decía algo sobre los problemas familiares se cumplían. Ahí me fui dando cuenta y de ser consciente de mi don. A mis veintisiete años conocí a una persona que me introdujo dentro del mundo del tarot y de la videncia. Esa persona me dejó unas cartas y yo le dije lo que le iba a pasar quedó perplejo.

Y como le paso me metió en la empresa en la que él trabajaba como tarotista. Ahí realmente saqué todo mi potencial a fuera de mí. En una semana tenía la agenda llena de personas que querían hablar conmigo. Yo pensaba que, como era nuevo, pues quería que yo le dijese lo que les iba a pasar. Sin embargo, no era así. Acertaba con tal precisión que a la semana estaba volviéndome a llamar para consultar conmigo con un VIDENTE BUENO VERDADERO.